Relaciones Estados Unidos–Venezuela: Evaluación Estratégica y Escenarios Futuros
Publicado por Politicalingo | América en Perspectiva
Informe especial sobre seguridad hemisférica y recursos estratégicos
Octubre de 2025
Nota Editorial
En un continente donde las alianzas se redefinen más rápido que las fronteras, Venezuela ha vuelto a ocupar el centro del tablero geopolítico. Entre sanciones, minerales estratégicos, crisis humanitarias y la sombra de potencias extranjeras, su historia reciente refleja las tensiones del nuevo orden mundial. Lo que ocurre entre Caracas y Washington ya no es solo un asunto bilateral: es un espejo de cómo América Latina se inserta —o resiste— en la competencia global por recursos, poder y narrativas.
Este informe, Relaciones Estados Unidos–Venezuela: Evaluación Estratégica y Escenarios Futuros, analiza con profundidad el papel que Venezuela juega en la seguridad hemisférica, las economías emergentes de minerales críticos y la creciente influencia de actores como Rusia, China e Irán en el hemisferio occidental. A través de una lectura estratégica, combina inteligencia política, economía energética y escenarios futuros, ofreciendo una visión integral de uno de los temas más sensibles para la política exterior estadounidense y latinoamericana.
En Politicalingo, entendemos que los equilibrios globales se sienten de forma directa en la región: en los precios del combustible, en las migraciones, en la desinformación digital y en la manera en que se narran las democracias. Este documento, originalmente preparado como análisis estratégico, se presenta ahora en un formato accesible y contextualizado para nuestra audiencia en las Américas, con el objetivo de fomentar una conversación informada sobre el presente y el futuro político del continente.
Venezuela no es solo una crisis ni un conflicto lejano. Es un punto de encuentro —y de choque— entre modelos de poder, entre visiones del mundo que definirán el rumbo de las próximas décadas. Este informe busca ofrecer las claves para comprenderlo.
Relaciones Estados Unidos–Venezuela: Evaluación Estratégica y Escenarios Futuros
RESUMEN EJECUTIVO
Venezuela representa hoy un desafío multidimensional para la seguridad nacional de Estados Unidos, al combinar preocupaciones geopolíticas tradicionales con vulnerabilidades estratégicas emergentes en el hemisferio occidental. Este informe evalúa el valor geopolítico de Venezuela para los intereses estadounidenses, tanto en los ámbitos convencionales como en los no tradicionales, con especial atención a los minerales críticos, las operaciones de influencia de potencias adversarias y las implicaciones para la estabilidad regional.
Conclusiones principales:
Venezuela posee las mayores reservas probadas de petróleo del mundo (más de 300 mil millones de barriles) y una riqueza mineral sin explotar —incluyendo tierras raras, coltán y bauxita— valorada en aproximadamente 14 billones de dólares.
El eje Rusia–China–Irán ha convertido a Venezuela en una plataforma operativa avanzada en el continente americano, con más de 350 acuerdos bilaterales que abarcan cooperación militar, tecnológica y financiera, diseñados para evadir las sanciones estadounidenses.
La reciente autorización de operaciones encubiertas por parte de la CIA marca una nueva fase de escalamiento, con potencial de generar efectos secundarios como flujos migratorios, inestabilidad regional y fortalecimiento de las alianzas adversarias.
El informe plantea cinco posibles escenarios de evolución, que van desde una transición negociada hasta una escalada de conflicto por poderes, cada uno con riesgos y oportunidades distintos para Washington y la región.
I. CONTEXTO ESTRATÉGICO E HISTÓRICO
Comprender la relación actual entre Estados Unidos y Venezuela exige mirar más allá de la coyuntura: se trata de más de dos décadas de desalineación deliberada por parte de Caracas, iniciada con la llegada de Hugo Chávez al poder en 1999. Lo que comenzó como una confrontación ideológica se ha transformado en un desafío integral de seguridad nacional, con potencias adversarias estableciendo presencia operativa dentro del hemisferio occidental.
La Transformación Chávez–Maduro (1999–2025)
Durante el gobierno de Hugo Chávez, Venezuela inició un giro sistemático hacia los bloques antiestadounidenses, enmarcando su cooperación con Rusia, China e Irán dentro del discurso de un supuesto “mundo multipolar”. Aquello que comenzó como retórica antiimperialista pronto se tradujo en hechos concretos: hacia 2005, Caracas había adquirido más de 4.000 millones de dólares en sistemas de armas rusas, incluyendo cazas Sukhoi, helicópteros y más de 100.000 fusiles Kalashnikov.
Con Nicolás Maduro (2013–presente), esta alineación se profundizó en paralelo con una catástrofe económica. Entre 2013 y 2021, el PIB venezolano cayó un 75 %, y más del 95 % de la población vive hoy por debajo de la línea de pobreza. Paradójicamente, esa debilidad interna ha incrementado la dependencia de Caracas hacia sus aliados estratégicos, ampliando los vínculos económicos, militares y tecnológicos que desafían los intereses estadounidenses en la región.
Dinámica de la Crisis Actual
Las elecciones presidenciales de julio de 2024, ampliamente denunciadas como fraudulentas por las principales democracias del mundo, desataron una nueva crisis de legitimidad. Más de 50 gobiernos democráticos desconocen al régimen de Maduro. En respuesta, la administración Trump autorizó en octubre de 2025 operaciones encubiertas de la CIA, acompañadas del despliegue de ocho buques de guerra, un submarino nuclear, bombarderos B-52 y cerca de 10.000 efectivos militares en el Caribe.
Expertos de Naciones Unidas han calificado los recientes ataques estadounidenses contra presuntas embarcaciones del narcotráfico como “ejecuciones extrajudiciales”, con 27 muertes registradas en cinco incidentes separados. Estos hechos representan una peligrosa expansión de las operaciones cinéticas en el hemisferio sin declaración formal de guerra ni autorización del Congreso.
La relación bilateral se encuentra así en su punto más frágil en décadas: atrapada entre la presión militar y las alianzas de Caracas con Moscú, Pekín y Teherán. La pregunta estratégica ya no es solo cómo enfrentar al régimen, sino cómo evitar que Venezuela se consolide como el epicentro operativo de las potencias rivales de Estados Unidos en América Latina.
II. VALOR DE VENEZUELA: ANÁLISIS MULTIDOMINIO
A. Recursos Energéticos y Poder Geopolítico
Reservas de Hidrocarburos
Petróleo probado: 303,8 mil millones de barriles — la mayor reserva del mundo, superando incluso a Arabia Saudita.
Gas natural: 201 billones de pies cúbicos.
Concentración de crudo pesado en la Faja del Orinoco, lo que exige refinación especializada.
Capacidad de producción actual degradada: entre 600.000 y 800.000 barriles diarios, frente a los 3,2 millones de 1998.
Implicaciones Estratégicas
El petróleo venezolano es tanto una oportunidad como una vulnerabilidad. La infraestructura petrolera, devastada por años de corrupción y mala gestión, requeriría inversiones de entre 150.000 y 200.000 millones de dólares para recuperar su capacidad plena en un plazo de 10 años.
Pese a las tendencias globales hacia la transición energética, la demanda de hidrocarburos seguirá siendo significativa hasta 2040. En ese contexto, las reservas venezolanas constituyen un seguro energético a largo plazo y una posible herramienta de influencia global.
China y Rusia han asegurado acceso preferencial mediante acuerdos de deuda por petróleo, con más de 40.000 millones de dólares adeudados a Pekín. Esta estructura otorga a China una influencia sustancial, garantizando que el flujo de crudo se oriente hacia Asia en lugar de hacia las refinerías estadounidenses diseñadas para procesar petróleo pesado venezolano.
B. Minerales Críticos y Tierras Raras: El Tesoro Oculto
Más allá del petróleo, Venezuela podría poseer una de las reservas minerales más subestimadas del planeta. El Orinoco Mining Arc, establecido en 2016, abarca 111.843 kilómetros cuadrados —el 12 % del territorio nacional— y contiene:
Bauxita: 5,2 millones de toneladas (clave para la industria aeroespacial y vehículos eléctricos).
Oro: más de 10.000 toneladas estimadas en el Escudo Guayanés.
Hierro: 14.600 millones de toneladas probadas (4.100 millones de alta ley).
Coltán: depósitos significativos, esencial para smartphones, microchips y capacitores.
Diamantes: tanto industriales como de calidad gema.
Carbón: 10.200 millones de toneladas.
Tierras raras: evidencia emergente de presencia en formaciones geológicas del sur del país.
Evaluación Estratégica
Estudios recientes sugieren que Venezuela podría tener yacimientos de tierras raras económicamente viables en:
Depósitos de fosfato de Navay (Cuenca Barinas–Apure), con concentraciones de elementos REE + Itrio.
Formaciones del Escudo Guayanés, con presencia de tierras raras ligeras y pesadas.
Zonas inexploradas del Orinoco Mining Arc, donde se han detectado indicios de concentración de estos elementos.
Este hallazgo podría reconfigurar el mapa de los recursos estratégicos en el hemisferio occidental. China controla hoy el 90 % del procesamiento global de tierras raras, y Estados Unidos busca desesperadamente diversificar su cadena de suministro.
Las tierras raras son indispensables para:
Imanes permanentes en cazas F-35 y sistemas de guiado de misiles.
Motores de vehículos eléctricos y turbinas eólicas.
Electrónica avanzada y telecomunicaciones.
Municiones de precisión.
Tecnología satelital y espacial.
Si se confirman los depósitos venezolanos, el país podría convertirse en una pieza clave en la seguridad de recursos occidentales. Pero bajo las actuales condiciones de caos institucional y con fuerte presencia china en el sector, es probable que esos recursos terminen sirviendo los intereses de Pekín más que los de Washington.
C. Valor Geográfico Estratégico
Ubicación y Alcance
Situado en la cuenca del Mar Caribe, con una línea costera de 2.800 kilómetros.
Controla rutas marítimas cercanas al Canal de Panamá, a solo 1.600 millas de Florida.
Colinda con Colombia, Brasil y Guyana (país con territorio en disputa).
Cercano a rutas de transporte de petróleo y puntos de estrangulamiento marítimos.
Implicaciones
La posición geográfica de Venezuela la convierte en una plataforma natural para la proyección de poder. Para Rusia, China e Irán, esta ventaja geoestratégica es una oportunidad única para expandir influencia militar, energética y tecnológica en el hemisferio.
El control sobre el litoral venezolano permite acceso a:
Rutas de comunicación y transporte energético del Caribe.
Instalaciones potenciales de inteligencia de señales (SIGINT) y bases de misiles.
Puntos de observación satelital cercanos a infraestructuras estadounidenses.
En términos de geoestrategia, Venezuela es hoy lo que Cuba fue durante la Guerra Fría, pero con un valor agregado: vastos recursos energéticos y minerales, una red de alianzas con potencias euroasiáticas y un Estado colapsado que sirve como punto de entrada para operaciones no convencionales.
III. OPERACIONES DE INFLUENCIA ADVERSARIA
A. Cooperación Militar y Técnica Rusia–Venezuela
La relación militar entre Moscú y Caracas constituye la mayor presencia rusa en el hemisferio occidental desde la Guerra Fría.
Puntos clave:
Más de 350 acuerdos bilaterales en defensa, inteligencia, energía nuclear y cooperación aeroespacial.
Fábrica de municiones Kalashnikov inaugurada en Maracay en mayo de 2025.
Desarrollo conjunto de sistemas misilísticos y antimisiles anunciado en julio de 2025.
Sistemas S-300 ya operativos en el país.
Ejercicios militares conjuntos y participación de Venezuela en los International Army Games (2022).
Evrofinance Mosnarbank, banco ruso-venezolano, facilita eludir sanciones internacionales.
Moscú ve a Caracas como “la Cuba 2.0”: una base ideológica y operativa para desafiar la hegemonía estadounidense en el hemisferio. El riesgo de despliegues misilísticos rusos no puede descartarse del todo.
B. Penetración Económica China y Diplomacia de la Deuda
La estrategia de Pekín sigue el patrón de la Iniciativa de la Franja y la Ruta (BRI): ofrecer préstamos e infraestructura a cambio de control sobre recursos naturales y lealtad política.
Datos relevantes:
Más de 60.000 millones de dólares en créditos a Venezuela desde 2007.
Proyectos de infraestructura (telecomunicaciones, minería, transporte) gestionados por Huawei, ZTE y empresas estatales chinas.
Creciente dependencia tecnológica de redes y sistemas chinos, incluyendo vigilancia y telecomunicaciones.
Incremento del 64 % en el comercio bilateral en 2024.
Participación china en ejercicios militares y transferencia de tecnología dual (civil y militar).
China adopta un perfil menos militarizado que Rusia, pero su influencia económica es más profunda. La deuda petrolera asegura a Pekín control efectivo sobre la política energética venezolana, mientras que la infraestructura de telecomunicaciones china abre la puerta a vulnerabilidades de inteligencia en toda América Latina.
C. Colaboración Asimétrica con Irán
Teherán y Caracas han construido una alianza basada en la resistencia común a las sanciones y el desarrollo de capacidades militares no convencionales.
Aspectos destacados:
Vuelos directos a través de Mahan Air, aerolínea sancionada con vínculos al IRGC (Guardia Revolucionaria Iraní).
Transferencia de tecnología de drones desde 2001; producción local de modelos Mohajer-2.
Acuerdos industriales CAVIM–MODAFL para cooperación militar.
Negociaciones sobre misiles de medio y largo alcance.
Posible transferencia de embarcaciones rápidas de ataque con tecnología iraní.
Irán utiliza a Venezuela como plataforma de ensayo y proyección regional, tanto para capacidades militares como para mecanismos de evasión financiera y logística. En el peor escenario, el país podría servir como base avanzada de represalias contra intereses estadounidenses en caso de un conflicto global.
IV. DINÁMICAS REGIONALES Y SEGURIDAD FRONTERIZA
A. Relaciones con Colombia e Integración Binacional
La frontera entre Venezuela y Colombia representa uno de los desafíos de seguridad más complejos de América Latina. A lo largo de sus aproximadamente 2.200 kilómetros de línea fronteriza porosa, se concentran múltiples focos de inestabilidad:
Refugios del ELN (Ejército de Liberación Nacional) en territorio venezolano.
Disidencias de las FARC, incluyendo la facción liderada por Márquez, que opera desde los estados Táchira y Apure.
Presencia del Tren de Aragua, organización criminal transnacional con operaciones en varios países del continente.
Corredores del narcotráfico, a pesar de las negaciones del gobierno venezolano.
Minería ilegal controlada por grupos armados.
Redes de trata de personas y tráfico de migrantes.
Tráfico de armas entre zonas de conflicto.
Desarrollos Recientes
El presidente colombiano Gustavo Petro —el primero de orientación izquierdista en la historia moderna de Colombia, elegido en 2022— ha buscado una política de reacercamiento con el gobierno de Nicolás Maduro, incluyendo:
Reapertura de la frontera en septiembre de 2022, tras siete años de cierre.
Firma del acuerdo de la “Zona Binacional de Paz” (julio de 2025), que integra las regiones de Norte de Santander, Cesar y La Guajira con los estados venezolanos de Táchira y Zulia.
Despliegue conjunto de 25.000 efectivos militares para la seguridad fronteriza.
Coordinación de seguridad compartida, a pesar de que el régimen de Maduro continúa albergando insurgentes colombianos.
Evaluación desde Washington
La estrategia de Petro es considerada problemática desde el punto de vista estadounidense. La creación de la Zona Binacional de Paz legitima al régimen de Maduro y le otorga influencia política sobre territorio colombiano. Críticos como el expresidente Álvaro Uribe advierten que esta política equivale a ceder soberanía a un narcoestado que protege a grupos terroristas.
La coordinación entre Estados Unidos y Colombia sigue siendo esencial, pero se ve entorpecida por la ideología de Petro y el enfoque intervencionista de la administración Trump. La crisis de los vuelos de deportación en enero de 2025 evidenció la fragilidad de esta relación bilateral.
B. Crisis Migratoria e Implicaciones Humanitarias
Desde 2014, más de 7,7 millones de venezolanos han huido del país, lo que convierte este éxodo en una de las mayores crisis de desplazamiento del mundo.
Distribución por país de acogida:
Colombia: 2,9 millones (el mayor receptor).
Perú: 1,5 millones.
Ecuador: 502.000.
Chile: 444.000.
Brasil: 568.000.
Estados Unidos: más de 545.000.
También se han establecido comunidades en todo el Caribe y Centroamérica.
Implicaciones Estratégicas
Cualquier acción militar por parte de Estados Unidos provocaría nuevas olas masivas de refugiados. Solo Colombia podría recibir entre uno y dos millones adicionales en los primeros meses de un eventual conflicto.
 Esto desestabilizaría a los países vecinos, generaría una catástrofe humanitaria y alimentaría un creciente sentimiento antiestadounidense en toda la región.
Aunque el régimen de Maduro ha comenzado a aceptar vuelos de deportación organizados por la administración Trump, la capacidad del Estado venezolano para recibir y atender a los repatriados es prácticamente inexistente, dada la crisis económica, institucional y social que atraviesa el país.
V. ANÁLISIS DE AMENAZAS NO CONVENCIONALES: PENSAR FUERA DEL MOLDE
A. Criptomonedas y Arquitectura de Evasión Financiera
Venezuela se ha convertido en pionera en el uso estatal de criptomonedas como herramienta para evadir sanciones internacionales. Entre las principales prácticas se destacan:
Creación del Petro en 2018, una criptomoneda respaldada por las reservas de petróleo del país (proyecto que finalmente fracasó).
Amplias operaciones de minería de Bitcoin, impulsadas por electricidad subsidiada.
Uso de criptomonedas para transacciones internacionales que evitan el sistema financiero SWIFT.
Entrenamiento de otros regímenes sancionados, como Corea del Norte e Irán, en técnicas de evasión financiera.
Lavado de dinero a través de plataformas y casas de cambio de criptomonedas.
Posible integración con el yuan digital chino, como nuevo canal para eludir sanciones.
Este fenómeno representa un modelo emergente de amenaza financiera, en el cual los regímenes autoritarios desarrollan infraestructuras económicas paralelas que quedan fuera del alcance del sistema de sanciones tradicional, debilitando los mecanismos de control financiero internacionales.
B. Redes Criminales Transnacionales como Fuerzas Delegadas
El llamado “Cartel de los Soles” representa una amenaza única: una organización de narcotráfico patrocinada por el Estado, presuntamente liderada por altos mandos militares y funcionarios del gobierno venezolano, incluido el propio Nicolás Maduro, según acusaciones judiciales de Estados Unidos.
Características de la red:
Recompensa de 50 millones de dólares ofrecida por EE. UU. por cargos de narcotráfico contra Maduro.
Control de rutas de envío de drogas hacia Europa y América del Norte.
Protección a grupos insurgentes colombianos involucrados en la producción de cocaína.
Uso de semi-sumergibles (“narcosubmarinos”) fabricados en territorio venezolano.
En 2025, Venezuela reportó la incautación de 53 toneladas de drogas, cifra que probablemente representa solo una fracción del tráfico real.
Vínculos con el Tren de Aragua y otras organizaciones criminales transnacionales.
Uso de valijas diplomáticas para el contrabando de drogas.
Protección militar corrupta para las operaciones de tráfico.
Consideración no convencional:
Si el régimen de Maduro opera efectivamente como un narcoestado, podría utilizar estas redes criminales como fuerzas proxy asimétricas contra los intereses estadounidenses.
 El Tren de Aragua, por ejemplo, ya tiene presencia operativa en varias ciudades de Estados Unidos. Una escalada del conflicto podría derivar en ataques dirigidos o sabotajes contra infraestructura o personal estadounidense a través de estos grupos delictivos.
C. Guerra Informativa: TeleSUR y la Influencia Regional
TeleSUR (Televisión del Sur) se ha consolidado como una plataforma sofisticada de guerra informativa, financiada por Venezuela, Cuba y Nicaragua, con colaboración de contenido de Rusia y China.
Sus operaciones incluyen:
Amplificar las narrativas de Rusia y China en toda América Latina.
Presentar a Occidente (Biden, Macron, y la política estadounidense) bajo una luz predominantemente negativa.
Enmarcar a Rusia, China, Venezuela e Irán como “luchadores antiimperialistas por la libertad”.
Justificar abusos autoritarios bajo el discurso del anticolonialismo.
Llegar a audiencias hispanohablantes en todo el hemisferio, especialmente a través de redes sociales.
Coordinar mensajes con medios como RT, Sputnik, HispanTV, Al-Mayadeen, Xinhua y CGTN.
Moldear el ecosistema informativo regional a favor de un eje autoritario cooperativo.
Aunque el Departamento de Estado de EE. UU. bloqueó la señal de TeleSUR en Washington en enero de 2025, la influencia del canal en América Latina sigue siendo considerable. TeleSUR forma parte de un ecosistema mediático coordinado entre gobiernos autoritarios, diseñado para socavar los valores democráticos y la influencia occidental en la región.
D. Guerra Ambiental: Destrucción del Amazonas y Minería Ilegal
El decreto del Orinoco Mining Arc (2016) abrió el 12 % del territorio venezolano —gran parte de él dentro de la selva amazónica— a actividades mineras, con consecuencias ambientales catastróficas:
Deforestación irreversible de vastas zonas del Amazonas.
Contaminación por mercurio de ríos y ecosistemas acuáticos producto de la minería de oro ilegal.
Destrucción de los límites del Parque Nacional Canaima, sitio Patrimonio de la Humanidad (UNESCO).
Conflictos armados entre grupos criminales que controlan las zonas mineras.
Desplazamiento y asesinato de comunidades indígenas.
Degradación del suelo y colapso ecológico en regiones del sur del país.
Impacto climático regional, derivado de la pérdida masiva de cobertura forestal.
Consideración estratégica:
La destrucción ambiental podría convertirse en una herramienta de guerra asimétrica.
 Si el régimen de Maduro enfrentara una amenaza existencial, podría acelerar la devastación ambiental como táctica de “tierra arrasada”, generando consecuencias climáticas que trascenderían las fronteras venezolanas.
 La comunidad internacional posee muy poca capacidad de disuasión o intervención ambiental en un Estado fallido, lo que convierte este escenario en una amenaza tan silenciosa como global.
VI. ANÁLISIS DE ESCENARIOS: CINCO RUTAS POSIBLES HACIA EL FUTURO
A partir de la trayectoria actual y las dinámicas de poder en juego, se identifican cinco escenarios potenciales con distintos grados de probabilidad e implicaciones estratégicas para Venezuela, Estados Unidos y la región.
Escenario 1: Transición Negociada (Probabilidad: 20%)
Descripción:
 Nicolás Maduro acepta una salida negociada a cambio de amnistía, protección de activos y asilo seguro —probablemente en Nicaragua o Cuba—.
 El líder opositor Edmundo González asume el poder con reconocimiento internacional, iniciando una transición democrática que enfrenta enormes desafíos de reconstrucción institucional y económica.
Desencadenantes posibles:
Deserciones militares de alto nivel.
Decisión de China o Rusia de retirar su apoyo al régimen.
Operaciones de la CIA exitosas en desestabilizar al gobierno sin recurrir a acciones militares.
Negociaciones privadas que ofrezcan un paquete de salida aceptable para la cúpula chavista.
Intereses de Estados Unidos:
 Sería el mejor escenario posible.
 Permitiría restablecer la gobernanza democrática, resolver las deudas mediante acuerdos negociados, reintegrar gradualmente a Venezuela en las instituciones hemisféricas y propiciar el retorno de empresas energéticas estadounidenses.
 Además, los recursos minerales críticos podrían desarrollarse con inversión occidental, evitando el control chino.
Riesgos:
El círculo íntimo de Maduro difícilmente aceptará el exilio sin garantías sólidas.
Las Fuerzas Armadas venezolanas están profundamente comprometidas con el narcotráfico.
Rusia y China podrían bloquear cualquier transición que amenace sus inversiones estratégicas.
Los costos de reconstrucción superarían los 200.000 millones de dólares, cifra mayor a los recursos disponibles.
Escenario 2: Conflicto Congelado / Continuación del Status Quo (Probabilidad: 35%)
Descripción:
 El estancamiento actual se prolonga.
 Maduro mantiene el poder con el respaldo de aliados adversarios, mientras las sanciones estadounidenses persisten pero no logran modificar la estructura del régimen.
 Venezuela continúa como Estado fallido sumido en crisis humanitaria, mientras Rusia, China e Irán consolidan su presencia en el país.
Desencadenantes:
Fracaso de las operaciones de la CIA para lograr un cambio de régimen.
División internacional sobre la intervención o las sanciones.
Maduro mantiene la lealtad militar mediante corrupción y coerción.
Rusia y China proporcionan suficiente oxígeno económico para sostener al gobierno.
Intereses de Estados Unidos:
 Aunque parece un escenario “estable”, es en realidad el peor a largo plazo.
 Permitiría el establecimiento permanente de una base adversaria en el hemisferio, similar a Cuba durante la Guerra Fría, pero con mayores recursos y valor estratégico.
 China consolidaría su acceso a minerales y tierras raras, mientras la crisis migratoria regional se volvería crónica.
Evaluación estratégica:
 Este escenario refleja la inercia de la política actual.
 Sin una intervención decisiva o un colapso interno, el conflicto congelado permite a los adversarios fortalecer su posición y debilita la influencia estadounidense.
 Cada año de demora aumenta el costo y reduce las posibilidades de una resolución favorable.
Escenario 3: Intervención Militar Limitada / Golpe Quirúrgico (Probabilidad: 25%)
Descripción:
 Estados Unidos ejecuta operaciones militares limitadas, dirigidas principalmente contra la infraestructura del narcotráfico, con posibilidad de escalar a ataques selectivos contra la cúpula del régimen.
 El objetivo no sería invadir, sino debilitar la capacidad operativa del Estado venezolano.
Opciones militares:
Bombardeos aéreos sobre instalaciones de PDVSA y centros petroleros.
Operaciones especiales contra el liderazgo del Cartel de los Soles.
Ataques cibernéticos a los sistemas de mando y control venezolanos.
Bloqueo naval para impedir exportaciones de petróleo.
Ataques de precisión sobre instalaciones militares rusas o iraníes.
Apoyo a operaciones colombianas contra santuarios del ELN en territorio venezolano.
Evaluación de riesgos:
Posible deriva hacia una intervención total.
Respuesta militar o diplomática de Rusia y China, que podría incluir asistencia directa al régimen.
Represalias asimétricas de Irán mediante ataques cibernéticos o acciones de sus aliados.
Flujos masivos de refugiados (de 1 a 3 millones en pocos meses).
Inestabilidad regional que se extendería a Colombia, Brasil y Guyana.
Condena internacional y posibles resoluciones en la ONU.
Riesgo de guerra de guerrillas o insurgencia prolongada.
Crisis humanitaria que requeriría operaciones de asistencia estadounidenses.
Este escenario es intrínsecamente inestable: o escala hacia una intervención total, o termina en fracaso y retirada.
Escenario 4: Escalada de Guerra por Poderes (Probabilidad: 15%)
Descripción:
 Venezuela se convierte en un escenario de competencia entre potencias globales.
 Estados Unidos apoya a las fuerzas colombianas y a la oposición venezolana, mientras Rusia, China e Irán refuerzan militarmente al régimen de Maduro.
 El resultado es un conflicto prolongado, sin enfrentamiento directo entre EE. UU. y Rusia, pero con todas las características de una guerra fría por delegación.
Dinámicas del conflicto:
Operaciones militares colombianas se expanden hacia territorio venezolano.
Estados Unidos brinda inteligencia, logística y entrenamiento a las fuerzas opositoras.
Rusia envía asesores militares, sistemas de defensa aérea y armamento avanzado.
China mantiene el sostén económico, evitando implicación militar directa.
Irán aporta drones, misiles y capacidades de guerra asimétrica.
Catástrofe humanitaria a medida que aumentan las víctimas civiles.
Los países de la región se ven forzados a tomar partido.
Posibilidad de incidentes entre fuerzas estadounidenses y rusas.
Evaluación estratégica:
 Este escenario combina los peores elementos de todos los anteriores:
 un conflicto prolongado, enormes costos humanitarios, consolidación de la presencia adversaria, desestabilización regional y riesgo de escalada entre potencias mayores.
 Podría surgir de forma orgánica si las operaciones encubiertas estadounidenses provocan contramedidas ruso-chinas.
Escenario 5: Colapso Interno / Transición Caótica (Probabilidad: 5%)
Descripción:
 El Estado venezolano colapsa completamente, en un proceso similar al de Somalia o Libia.
 Maduro huye o es derrocado, pero no emerge una autoridad coherente.
 El país se fragmenta en facciones armadas que controlan distintos territorios —un escenario de Estado fallido en toda regla—.
Desencadenantes del colapso:
Implosión económica total.
Fragmentación militar, con mandos rivales y lealtades cruzadas.
Levantamiento popular que supera a las fuerzas de seguridad.
Retiro simultáneo del apoyo ruso y chino.
Decapitación exitosa del liderazgo del régimen.
Consecuencias:
Vacío de poder ocupado por grupos armados, carteles y actores extranjeros.
Colapso absoluto de la producción petrolera y la economía.
Crisis humanitaria extrema, que requeriría intervención internacional.
Flujo de más de 5 millones de refugiados adicionales hacia los países vecinos.
Estados de la región podrían verse tentados a intervenir militarmente.
Organizaciones terroristas encontrarían refugio en zonas sin control estatal.
Material nuclear (si existiera) quedaría potencialmente sin resguardo.
Devastación ambiental acelerada y fuera de control.
Reconstrucción prolongada durante décadas.
En este escenario, Estados Unidos enfrentaría enorme presión para intervenir humanitariamente y estabilizar el país, lo que podría requerir más de 50.000 soldados durante un periodo extendido —con costos superiores a los de Irak o Afganistán.
VII. RECOMENDACIONES DE POLÍTICA
Corto Plazo (0–12 meses)
Suspender operaciones cinéticas: Detener de inmediato los ataques contra presuntas lanchas del narcotráfico hasta completar una revisión legal. La calificación de la ONU como “ejecuciones extrajudiciales” genera responsabilidad internacional.
Recalibrar la misión de la CIA: Reorientar las operaciones encubiertas hacia la recolección de inteligencia y la identificación de vulnerabilidades financieras del régimen, en lugar de la desestabilización que podría detonar los Escenarios 3–5.
Coordinar con Colombia: Reparar la relación con el gobierno de Petro. La cooperación colombiana es esencial para cualquier estrategia sobre Venezuela.
Involucrar a Brasil y a socios regionales: Construir un enfoque multilateral en lugar de acciones unilaterales. La participación de Brasil es clave para la legitimidad.
Evaluar tierras raras y minerales críticos: Priorizar inteligencia sobre yacimientos de REE en Venezuela. Si son significativos, alteran de forma fundamental el cálculo estratégico.
Contrarrestar la influencia de adversarios: Incrementar el foco en exponer actividades ruso-chinas-iraníes. Operaciones de información que destaquen la extracción neocolonial de recursos.
Énfasis humanitario: Ampliar la asistencia a refugiados venezolanos en Colombia, Perú y Ecuador. Esto evidencia un contraste de valores frente al régimen de Maduro.
Mediano Plazo (1–3 años)
Desarrollar una estrategia de transición coherente: Trabajar con la oposición democrática venezolana en un plan detallado pos-Maduro que incluya reforma del sector seguridad, reconstrucción económica y justicia transicional.
Construir una coalición internacional: Esfuerzo diplomático sostenido para un frente democrático unificado. Incluir aliados europeos, socios latinoamericanos y Canadá.
Guerra económica 2.0: Golpear con más eficacia las redes financieras del régimen. Mayor énfasis en trazabilidad de criptomonedas, comercio de oro y mecanismos de evasión de sanciones.
Contrarrestar la penetración económica china: Ofrecer una alternativa competitiva a la trampa de deuda. Proponer reestructuración de deuda para un gobierno de transición.
Seguridad fronteriza con Colombia: Inversión mayor en infraestructura y fuerzas de seguridad en la frontera colombiana. Impedir efectos desbordamiento es esencial.
Infraestructura de inteligencia: Construir un entendimiento integral de la estructura de mando militar venezolana, sus procesos de toma de decisiones y vulnerabilidades para posibles negociaciones u operaciones limitadas.
Largo Plazo (3–10 años)
Estrategia de minerales críticos: Si ocurre la transición, la prioridad inmediata debe ser asegurar minerales críticos para las cadenas de suministro occidentales. Desarrollo conjunto EE. UU.–aliados de tierras raras, coltán y bauxita.
Reconstrucción del sector energético: Rehabilitación gradual de la infraestructura petrolera venezolana con inversión internacional diversificada (no solo china). Usar ingresos petroleros para reconstrucción social.
Arquitectura de integración regional: Integrar a Venezuela en instituciones democráticas hemisféricas. Acuerdos comerciales tipo USMCA. Marcos de cooperación en seguridad.
Remediación ambiental: Enfrentar la destrucción amazónica en el Orinoco Mining Arc. Cooperación internacional en reforestación y regulación minera.
Marco antinarcóticos: Con un nuevo gobierno, establecer cooperación efectiva contra el narcotráfico. Atacar redes del Cartel de los Soles y organizaciones criminales transnacionales.
Fortalecimiento institucional democrático: Compromiso de largo plazo con el desarrollo democrático venezolano: educación, sociedad civil, medios independientes y estado de derecho.
Advertencia Crítica: Acciones a Evitar
Invasión militar unilateral: Desataría una catástrofe regional, crisis humanitaria masiva, guerra de guerrillas prolongada, escalada ruso-china y aislamiento internacional.
Asesinato de Maduro: Crearía una narrativa de martirio, arriesga el colapso del Escenario 5 y podría provocar represalias ruso-iraníes.
Cambio de régimen sin plan de transición: Lección de Irak 2003: se necesita una estrategia detallada de posconflicto antes de cualquier operación de cambio de régimen.
Ignorar las consecuencias migratorias: Cualquier escalada debe considerar los flujos de refugiados. La capacidad regional ya está rebasada.
Alienar a Colombia: La cooperación colombiana no es negociable. No es posible tener éxito contra las objeciones de Bogotá.
VIII. CONCLUSIÓN
Venezuela plantea un desafío de seguridad nacional multidimensional que no puede resolverse solo con fuerza militar. La combinación de vastos recursos naturales (especialmente el potencial subestimado de tierras raras y minerales críticos), su posición geográfica estratégica, la profundización de la presencia de potencias adversarias y las implicaciones de inestabilidad regional exige una estrategia sofisticada y multinivel.
La trayectoria actual hacia la escalada cinética incrementa el riesgo de los peores escenarios (3–5), al tiempo que ofrece baja probabilidad de una resolución favorable. La autorización de operaciones encubiertas de la CIA, el despliegue de activos militares y los ataques contra presuntas operaciones de narcotráfico constituyen una escalada peligrosa sin objetivos estratégicos claros ni plan de salida.
Imperativos Estratégicos Clave
Reconocer que el potencial venezolano en tierras raras y minerales críticos altera de forma fundamental el cálculo estratégico; no deben quedar bajo control chino.
La política de presión sin plan genera inestabilidad sin resolución; se necesita una estrategia de transición coherente.
La dimensión regional es ineludible: la cooperación de Colombia y Brasil es esencial para cualquier resultado sostenible.
Las consideraciones humanitarias deben estar al centro: millones de refugiados desestabilizarían el hemisferio.
La presencia adversaria (Rusia–China–Irán) convierte esto en competencia de grandes potencias hemisférica, no un mero asunto bilateral EE. UU.–Venezuela.
El factor tiempo importa: el conflicto congelado (Escenario 2) permite a los adversarios consolidarse, encareciendo y dificultando una resolución futura.
Existen opciones militares, pero deben integrarse en una estrategia político-económica integral, nunca sustituirla.
Ruta Recomendada
Perseguir con decisión el Escenario 1 (transición negociada) mientras se prepara el Escenario 2 (status quo) como plan de contingencia. Esto implica:
Desescalar de inmediato las operaciones cinéticas.
Negociaciones privadas intensivas que ofrezcan a Maduro una salida aceptable.
Construir una coalición internacional de apoyo a la transición.
Desarrollar un plan integral post-transición (político, económico, de seguridad).
Priorizar inteligencia sobre minerales críticos.
Fortalecer a los socios regionales (especialmente Colombia).
Guerra económica dirigida a redes financieras del régimen.
Asistencia humanitaria que muestre un contraste de valores.
El peor desenlace sería derivar hacia los Escenarios 3 o 4 por inercia y escaladas tácticas sin dirección estratégica. El uso de la fuerza puede ser inevitable en algún punto, pero solo como parte de una estrategia coherente, con objetivos claros, apoyo regional y un plan de reconstrucción.
Venezuela es demasiado importante —por sus recursos y por su papel en la estrategia de los adversarios— como para permitir la indefinida prolongación de la situación actual. Pero también es demasiado compleja y trascendente para soluciones simplistas. El éxito exige un enfoque paciente, sofisticado y multilateral que combine todos los instrumentos del poder nacional.
RECOMENDACIÓN: Adoptar la ruta recomendada con un cronograma de 18 meses para el esfuerzo de transición negociada. Si no tiene éxito, revaluar con un análisis integral de opciones militares y consecuencias.

